Cádiz CF

El Cádiz CF saca en Girona el billete para el descenso (4-1)

Míchel se interesa por Iván Alejo, con un golpe en la cabeza.

Míchel se interesa por Iván Alejo, con un golpe en la cabeza. / David Borrat/Efe

El Cádiz CF se resigna a su suerte. Agacha la cabeza, se rinde y acepta el cruel destino del descenso a Segunda División. Como un equipo digno de la categoría de plata se comportó en el terreno del Girona en una noche aciaga la del sábado 20 de abril. La derrota (4-1), más que merecida, fue el espejo de las limitaciones de un equipo al que se pone cara de Segunda.

El conjunto amarillo recibió un soberano repaso en el primer periodo de un Girona infinitamente superior que resolvió el choque en apenas veinte minutos. Eso fue lo que duró el partido. El Cádiz CF fue un juguete roto que no tuvo la más mínima opción de sumar siquiera un punto. La segunda mitad fue puro maquillaje.

El varapalo llegó justo después de que los rivales directos ganasen sus partidos. El Cádiz CF, 18º, pasa de tres a estar a seis puntos del 17º. Ya puede preparar las maletas para el doloroso retorno al segundo peldaño del fútbol español. Los hechos dejan atrás las palabras.

Mauricio Pellegrino introdujo tres novedades en el once con Lucas Pires, Iván Alejo y Maxi Gómez como integrantes de un 4-4-2. Era un duelo a vida o muerte y el cuadro visitante se marchó cadáver de Montilivi salvo una resurrección poco probable a estas alturas de la película. Y eso que arrancó con una valentía reflejada en una presión asfixiante arriba con la intención de robar en la salida de balón. Fue más un experimento que otra cosa porque todo salió mal desde el principio.

El plan no tardó en saltar por los aires. El empate a cero duró sólo nueve minutos cuando, por enésima vez, el Cádiz CF recibió un gol originado en una acción a balón parado. Los locales sacaron de esquina en corto, Savio recibió en el vértice del área, centró y Eric García, libre como un pájaro, voló sin oposición para marcar de un certero cabezazo con el que puso el 1-0.

El madrugador tanto fue un impacto muy duro que descompuso a un Cádiz CF con mentalidad endeble que se vio desbordado por las triangulaciones de un Girona que se sintió demasiado cómodo en ataque. Fue como un partido entre mayores y niños. Una diferencia abismal que explicó la razón del descenso. El Cádiz CF no da para más. No tiene mimbres para formar parte de la élite. No hay que darle más vueltas.

En el 11, en plena digestión del 1-0, un gol Dovbyk tras recoger un tiro al poste de Herrera no subió al marcador por un claro fuera de juego del ucraniano. Casi sin respiro, Yan Couto remató alto desde la derecha tras una jugada colectiva desde la izquierda. El sufrimiento fue extremo mientras el equipo de casa se desenvolvió a placer, como si no tuviese a nadie enfrente. 

Un tiro desviado de Robert Navarro superado el primer cuarto de hora fue la tímida réplica de un equipo sin aptitud ni actitud para tener la pelota, entregado a su suerte. Pocas veces se ha visto a un grupo de futbolistas bajar los brazos de buenas a primeras, vapuleado por un rival que jugó absolutamente a placer.

El encuentro quedó casi decidido en el 22 cuando, tras una jugada de tiralíneas, Iván Martín definió en el interior del área con un disparo raso y cruzado lejos del alcance de Ledesma. El 2-0 fue una distancia insalvable pese a que los catalanes se relajaron y los gaditanos trataron de rehacerse antes del intermedio. Buscaron el gol pero no generaron una ocasión. No hubo ni un tiro a puerta. Nada de nada. Un desastre.

Fue Savio, todo calidad, el que estuvo a un paso de hacer el 3-0 en la última jugada antes del descanso con una vaselina que, tras superar a Ledesma, estrelló el cuero contra el larguero.

Gonzalo Escalante y Chris Ramos salieron desde el banquillo en la reanudación sin que Pellegrino alterase el dibujo. El técnico buscaba más presencia en la media y el área, aunque para ello era necesario insistir arriba.

El Cádiz CF disponía de 45 minutos para reaccionar. Era una carrera contrarreloj que se jugó con una presión muy alta. Buscó la portería contraria y en el 50 ni el árbitro ni el VAR consideraron penalti una mano de Blind dentro del área tras un testarazo de Chris. El gaditano se dejó notar y poco después disparó pero el balón rebotó en Robert Navarro y llegó manso a las manos de Gazzaniga.

Los centros al área local se sucedieron una y otra vez y entre el 55 y el 56 el arquero evitó el gol en dos ocasiones, la segunda tras un tiro de Lucas Pires desde la frontal.

La mejoría de los amarillos era tan evidente como a la postre insuficiente. La cuestión era si aún estaban a tiempo de evitar la derrota. No tenían otro remedio que adelantar líneas, robaron y tuvieron la pelota. Faltaron los goles, el eterno problema de toda la temporada.

En el 65, Iza Carcelén no llegó al remate por milímetros delante de la portería tras un buen centro de Robert Navarro. Se acumularon las llegadas pero el gol se hizo de rogar. En el 67, Lucas Pires y Pellegrino reclamaron penalti por una mano de Aleix García en el área que existió pero con el brazo pegado el suelo.

Cuando más empujaban los visitantes, Dovbyk definió con maestría dentro del área para hacer el 3-0 en el minuto 71. Recibió el cuero, regateó en un palmo y remató al palo contrario. El delantero parecía estar ubicado en fuera de juego, pero el VAR validó el tanto y, por si aún había alguna duda, el partido quedó completamente resuelto.

Con todo perdido, el Cádiz CF lo siguió intentando. En el 81, un remate de Chris Ramos se resolvió con un saque de esquina del que brotó el gol de Escalante tras una prolongación de cabeza de un compañero. Gazzaniga repeló la pelota pero ésta ya había entrado en la portería.

El 3-1 duró un minuto porque en la siguiente acción, los amarillos se hicieron el harakiri con un despeje hacia atrás que propició una salida a destiempo de Ledesma y Portu, más rápido y más listo, se llevó el balón para marcar a placer a puerta vacía. El 4-1 fue el fiel reflejo de lo que ha sido la temporada del Cádiz CF.

De poco valió el tiempo restante. En el 89, un remate a bocajarro de Chris Ramos se topó con un paradón de Gazzaniga.

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